miércoles, 27 de enero de 2010

Anatomía de un instante - Algunas reflexiones

Uno de los libros que he leído últimamente con más interés ha sido "Anatomía de un instante", de Javier Cercas. En él, el autor de Ibahernando desgrana con una minuciosidad extrema y una técnica propia de la novela negra, los acontecimientos que precedieron al 23-F y cómo éste se desarrolló. Analiza personajes, datos, fechas,... Y expone una visión personal y tremendamente documentada después de haber visionado vídeos (interesantísima la acotación que hace de cómo lo que habitualmente vemos en televisión es una mínima parte de lo que hay en los archivos de TVE), leído gran parte de lo escrito hasta ahora de la cuestión y haber hablado con parte de los protagonistas.

El libro aúna un modo muy peculiar de exponer un hecho histórico reciente con técnicas narrativas propias de un buen escritos de novela, que capta la atención y engancha al lector por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. Por eso, se trata de un libro radicalmente diferente a los que estamos acostumbrados a leer sobre nuestra historia reciente, que en general están hechos por periodistas con muchos datos obvios, poca perspicacia y escaso estilo.

Otra virtud de la obra es la desmitificación de los personajes que intervinieron en la historia. De los que tras unos pocos años la sociedad ha condenado por habernos querido quitar la libertad y aquellos que supuestamente propiciaron la continuidad de ésta (entre ellos, el propio cuerpo social en su conjunto, del que destaca su absoluta pasividad y conformismo).

Más allá de que uno pueda estar de acuerdo o no con las apreciaciones sobre algunos protagonistas de la historia, lo cierto es que siempre es una satisfacción encontrarse con quien escribe desde la libertad, con una óptica personalísima, al margen de lo políticamente correcto.

... Y, sin embargo, tengo la sensación de que el libro no está bien escrito. De que literariamente le falta haberlo repasado: tratar de recortar algunas frases, de dividir párrafos infinitos, de facilitar, en fin, la lectura. Obviamente no hay nada que objetivamente pueda achacar al estilo (Cercas es un grandísimo escritor y a ver quién soy yo para dar consejos), pero me quedó la impresión de que al autor le iba emocionando tanto la historia y el modo de estructurarla que, o no le preocupaba tanto el estilo formal, o prefería que apareciera conscientemente complejo, o ha hecho algún experimente estilístico que me he perdido.

A pesar de lo cual, recomiendo vivamente su lectura. Engancha y apasiona. Y sería de tremenda utilidad en las escuelas y universidades en sustitución de todo aquello que trata de uniformar pensamientos y actitudes.

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