Y acabo con este ejercicio de repaso de los planteamientos más sugestivos del libro con uno que a mí me ha parecido no sólo tremendamente real, sino el origen de gran parte de los desencuentros de las actuales relaciones de pareja.
“Creo que hombres y mujeres vivimos ahora en un momento de cierto desajuste. Y que muchos hombres tienen una imagen desenfocada de la situación, de lo que se habla mucho, pero también bastantes mujeres, de lo que se habla menos. Igual que hay burros que siguen creyendo que las mujeres han de estar a su servicio, hay mujeres que no se han dado cuenta de que alcanzar la independencia significa asumir también la responsabilidad, a todos los efectos. Que no se puede ser amazona para lo que interesa y niña pequeña cuando conviene.
- Ajá, ¿por ejemplo?
No me quieres, eres un cabrón y te has aprovechado de mí. No te quiero, entiéndelo y respeta mi libertad. No pienso plancharte nunca una puta camisa, a ver si te has creído que soy tu esclava, pero tú ya puedes irme preparando cenas románticas, darme caprichos y traerme el desayuno a la cama. A igual trabajo igual salario, pero si rompemos exijo mi derecho a quedarme con la casa, con los niños y con todo lo que pueda sacarte de tu sueldo y a que los jueces me apoyen”.
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