Un año más me he dejado caer por el “Primer”, certamen que promociona en el Palacio de Congresos los vinos de maceración carbónica.
Como explica el librito que te dan a la entrada junto al catavino que te permite degustar varias decenas de ejemplos de esta curiosidad enológica “posiblemente el primer vino que bebió el género humano se hizo con este método. Pues más parece fruto de la casualidad que de la técnica. En la Rioja Alavesa es una costumbre ancestral (…): los racimos se vuelcan enteros en el depósito, y, por la presión que ejerce la masa sobre los granos de uva situados abajo, estos se rompen. Se produce así una cantidad de mosto que, al contacto con las levaduras, iniciará la fermentación. Esta fermentación crea en todo el depósito una atmósfera saturada de anhídrido carbónico que afecta a todas las bayas.” Luego, se consigue un primer mosto-vino de muy pocos grados, se procede entonces a la “pisa”, al “repisado” y a la “vuelta entera”, tras la cual quedan aún de 4 a 6 grados por fermentar, lo que hace que la última fermentación alcohólica normal se mezcle prácticamente con la maloláctica.
Se trata de vinos ligeros de color, con un aroma frutal bastante intenso y no muy potentes de sabor. Vinos que son todo fruta. Con grandes detractores, pero que cada vez se van haciendo un hueco más claro por sus importantes virtudes: su reducido precio y su enorme capacidad para acompañar al tapeo. No es vino de asados, de contundentes platos de cuchara, de cocidos o fabadas,… Pero sí de champiñones al ajillo, de alitas de pollo o chipirones fritos, de jamón, patatera o chorizo,… Un vino con una gran relación calidad/precio siempre que se consuma dentro del año siguiente a la vendimia (incluso hay quien dice que no más allá de marzo o abril del año siguiente al de su vendimia).
Para los bodegueros, además, es un vino que les ayuda a mejorar el equilibrio financiero al reducir el tiempo que transcurre entre la vendimia y la comercialización del producto. Menos espacio para almacenar y, sobre todo, menos coste financiero que soportar.
De entre todos los vinos degustados destacaba el “Erre punto”, el maceración carbónica de Remírez de Ganuza, una auténtica exquisitez que, a cambio, es también, y por mucha diferencia, el más caro.
Luberri (Monje Amestoy) es el perfecto ejemplo de lo que es un clásico maceración carbónica de Rioja. Un vino más que correcto a un precio ajustado.
Curiosísimo el maceración carbónica de la bodega mallorquina Macià Batle. En vez de tempranillo (la variedad con la que habitualmente se hacen estos vinos), utiliza un 60% de una de las variedades autóctonas insulares (Mantonegro) en un 60%, completando el restante 40% con la también peculiar Syrah. El sabor tiene un extraño recuerdo a aceitunas negras nada desagradable.
Del otro archipiélago, el canario, llega otra de las magníficas extravangancias de la muestra: el Viña Norte que elabora la bodega Insulares de Tenerife en Tacoronte con Listán negro al 95% y Negramol al 5%. Un vino que merecería la pena degustar sólo por el esfuerzo que supone mantener la tradición vitivinícola en las islas. Pero es que además está rico…
Castaño, en Yecla, hace también un monovarietal diferente, en este caso con uva Monastrell. Graciosa e interesante, además, la grata conversación que pudimos tener con el bodeguero.
Fariña, en Toro, es probablemente quien más ha estandarizado este tipo de vino y quien mejor lo ha comercializado desde hace mucho años. Su “Primero” es una referencia cada año, por su homogeneidad y por la diferente pintura que cada año adorna su etiqueta. Para mi gusto, muy bien en nariz, pero con falta de fuerza en boca.
También de Toro merece una mención especial el “Estancia Piedra”. Aunque más que el tinto en este caso el auténtico descubrimiento fue el verdejo que elaboran con el procedimiento de “nieve carbónica”, que al bajar la temperatura varios grados por debajo de cero hace que se rompan las uvas en un proceso prefermentativo que consigue potenciar enormemente los aromas frutales. Un exquisito vino con toques de melocotón y mango. Una auténtica delicia.
En Aragón, D.O Campo de Borja, Bodegas Borazo elabora “Borazo Primicia” un interesante maceración carbónica 100% Garnacha de monte.
Y otros vinos de Rioja, La Mancha, Cariñena,… aunque, en mi humilde opinión, menos destacados que los anteriores.
Una forma como otra cualquier de pasar una mañana de sábado.
Con el frío que hacía fuera, ¿qué mejor forma de templar el cuerpo y el espíritu?
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1 comentario:
¡Qué higado Lorenzo, qué hígado!
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