De todas las paradojas que acompañan nuestra existencia, creo que ninguna alcanza el grado de insensatez que supone el contemporáneo modo de celebrar la Navidad.
Festejar el nacimiento de un niño en la más absoluta pobreza mediante una sucesión desaforada de comidas y cenas pantagruélicas nos instala en una total desvergüenza.
El despilfarro en luces, regalos, viajes,... no tiene parangón en ninguna otra fecha. No es sólo que se haya olvidado el origen religioso (o la transformación del solsticio en Redención). Es que ese sentido religioso sigue vivo... para ofrecernos el placer de su profanación.
Haría bien la Iglesia en alterar la fecha de conmemoración del nacimiento de Jesús para tratar de atrapar la esencia del Mensaje. Aunque bien pensado, debe ser difícil reclamar coherencia desde los grandes despachos vaticanos de quienes escriben y revisan misales y breviarios...
Tal vez sea que la Iglesia, intuyendo los complejos mecanismo de la mente humana, consiente símbolos paganos de ostentación y riqueza para poder llegar a más conciencias.
Y que las familias encuentran el modo perfecto de aferrarse al ritual para encuentros deseados o forzados, pero inevitables siempre. Para que los abrazos o las discusiones, la mesa compartida o el alcohol rebosante, nos recuerden que los vínculos de sangre nos perseguirán hasta el último suspiro.
A pesar de todo, desde aquí, a esta "inmensa minoría" de frecuentadores cibernéticos y amigos varios, mis mejores deseos para esta Navidad y que 2008 vea colmarse vuestras ilusiones y anhelos.
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3 comentarios:
"Para que los abrazos o las discusiones, la mesa compartida o el alcohol rebosante, nos recuerden que los vínculos de sangre nos perseguirán hasta el último suspiro."
Esto es muy bueno, verdadero y aun levemente deseperanzador.
Son fechas para revivir pasado, para vivir presente y desear un futuro mejor. Que tengas felices fiestas y que el año que entra sea un poco mejor que el que se va.
Feliz Navidad.
felices fiestas
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