Con el noventa y poco por ciento escrutado hay algunas cosas que deberían analizarse:
1.- El sistema favorece a los partidos grandes de forma abrumadora. Si el sistema fuera proporcional, la distribución de escaños sería, más o menos, como sigue (entre paréntesis el número de escaños al 95'35%):
PSOE: 157 (169)
PP: 145 (153)
CIU: 11 (10)
PNV: 5 (6)
IU: 16 (3)
Esquerra: 5 (3)
BNG: 4 (2)
CC: 2 (2)
UPyD: 5 (1)
Como puede apreciarse son básicamente los partidos nacionales minoritarios (UPyD y, muy especialmente, IU) quienes resultan perjudicados con este sistema. Si queremos que todos los votos valgan igual, habría que revisar esto (entre otras cosas).
2.- El PP tiene 18 escaños menos que el PSOE en Cataluña y 11 menos en Andalucía. Sólo la diferencia de los de Cataluña es más que la diferencia total de escaños entre ambos partidos. ¿Pueden adoptarse decisiones políticas de tanta trascendencia como el modelo de Estado en contra del criterio del partido que resultaría mayoritario si no se tuviera en cuenta la diferencia de escaños en aquella región a la que se beneficia adoptando ese acuerdo?
3.- Y, como siempre: ¿cuándo conseguiremos que implanten un sistema para que los representantes lo sean sólo en la gestión, pero que las decisiones relevantes sean decididas directamente por los ciudadanos -consultas habituales y preferiblemente a través de internet para cualquier ley de cierto alcance-? Uno está dispuesto a delegar el día a día (por pura necesidad), pero no a que nadie represente mi voluntad de forma permanente (ni siquiera de cuatro en cuatro años).
domingo, 9 de marzo de 2008
viernes, 7 de marzo de 2008
Faltan... 10 días
Y al final de la cuaresma, de los cuarenta días de penitencia reducida, ¿qué ha cambiado en nuestras vidas?
Es muy duro, pero es, al fin, lo único que importa: cada ser humano que contemplamos cerca de nosotros, ¿es un hermano? ¿lo tratamos como tal?
La cruz y la imaginería de antaño no sirven más que para reivindicar un espacio de libre intercambio de ideas y sentimientos. Pero siguen ahí: ¿milagro del destino o signo de protesta?
Era más fácil la vida de la infancia...
Es muy duro, pero es, al fin, lo único que importa: cada ser humano que contemplamos cerca de nosotros, ¿es un hermano? ¿lo tratamos como tal?
La cruz y la imaginería de antaño no sirven más que para reivindicar un espacio de libre intercambio de ideas y sentimientos. Pero siguen ahí: ¿milagro del destino o signo de protesta?
Era más fácil la vida de la infancia...
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