miércoles, 23 de abril de 2008

Federico y Herrera: la paradoja de la mañana (y II)

La paradoja a la que me refería hace unos días es que Federico y Herrera tienen los oyentes cambiados.

Federico Jiménez Losantos es un intelectual de amplia formación filosófica y artística que ha virado desde el extremismo de izquierdas (dictaduras asiáticas incluidas) hasta una defensa acérrima de la uniformidad de la nación española y la potenciación de la lengua castellana en Cataluña que, constituyendo los principales valores de su discurso, convierte en enemigos a todos los que no se ajustan a sus patrones ideológicos y a sus batallas. Su indudable formación (que debería conducirle a un cierto escepticismo vital y a un alejamiento del integrismo) ha sido opacada por un estilo vehemente y un especial interés en repartir diplomas de buena o mala conducta según su exclusivo dictamen.

Tal vez porque en su evolución ideológica comienza con pensadores que subordinan el individuo a la razón de estado, aunque se reivindique como liberal no ha asumido personalmente el principal eje de este sistema de pensamiento que es el respeto profundo de cada ciudadano desde la absoluta igualdad de todos ellos, y la necesidad de que todos sean apreciados como valiosos salvo cuanto atenten a (muy pocos) valores básicos para la convivencia.

Sin duda, su pensamiento también tiene que ver con una ausencia de valores religiosos, declarándose abiertamente no-católico y contrario a algunos de los elementos básicos de esta religión (en especial en el reconocimiento del otro como hermano, en el poner la otra mejilla,…), aunque sí que comulga con determinados postulados de la Iglesia española actual en materia de “orden y costumbre”.

Esto podría llevarnos a otra discusión: cómo puede compatibilizarse este “orden y costumbre” con la compasión al prójimo. Pero sirva ahora para advertir que es el punto de conexión que hace que los oyentes más conservadores le hayan convertido en un líder mediático y reciban sus arengas mañaneras como alimento básico para el duro esfuerzo diario de enfrentamiento con una sociedad y unos políticos deleznables.

Sin duda, quienes menos comparten sus valores más profundos, su visión del arte, su evolución intelectual,… son precisamente quienes le apoyan e idolatran.

Precisamente lo contrario que sucede con Carlos Herrera, un persona de costumbres mucho más conservadoras en su visión de la familia, su acercamiento a la Iglesia, su particular y heterodoxo señoritismo andaluz de Semana Santa de balcón, Feria de caseta propia y toros en el callejón (puro incluido),… Herrera no es un intelectual ni lo pretende, aunque tiene un agudo sentido para el entendimiento y el análisis social y político. Su formación es más científica (completó la carrera de Medicina que nunca ejerció). Y sus aficiones mucho más tradicionales: de los embutidos a la copla, pasando por todo lo que sepa a Andalucía.

CH tiene un ingenio y una socarronería que le permiten no relativizar las cuestiones que considera vitales, pero exponer su crítica con un lenguaje que no incorpore violencia adicional. Porque la razón del discurso puede perderse por un exceso de trascendencia. Y porque la inteligencia de los oyentes agradece la sugerencia y desprecia la imposición. En su defensa de la unidad de España, de la lengua en Cataluña, de la necesidad de la contundencia contra ETA y su entorno,… Carlos Herrera es tan radical o más que Federico. Pero su forma de plantearlo difiere completamente.

Tal vez por eso, los oyentes de Herrera son más jóvenes, vitalmente más inquietos, de ideologías más diversas,… Y, paradójicamente, en su vida diaria más alejados del tradicional estilo vital de CH.

Por otras coincidencias de la vida ambos conocen perfectamente (y aman) Barcelona, han vivido un tiempo en Miami y han sido víctimas del terrorismo (FJL de los GRAPO, que le secuestraron durante unas horas y le tirotearon en una pierna y CH de ETA, que le envió aquella desafortunadamente famosa “caja de puros·).

Y no parece que se lleven mal. Vean si no esta entrevista… (la entrevista en sí comienza más o menos en la mitad del programa)

http://www.libertaddigital.tv/ldtv.php/programas/ver-lahoradefederico/la_hora_de_federico_21_02_08/

sábado, 12 de abril de 2008

Federico y Herrera: la paradoja de la mañana (I)

Desde hace muchos años escucho diariamente la radio. Recuerdo cuando, adolescente, seguía los programas de Hermida en la incipiente Antena 3, las historias de Garci, los debates, la información,… Y por la tarde, las geniales tertulias dirigidas por Miguel Ángel García Juez, con Luis Ángel de la Viuda, Ortuño, Carandell y Pumares. Con ellos, se me despertó el interés por la política desde una mirada crítica, escéptica y nada crispada. Muy diferente, pues, del frentismo que uno escucha ahora en casi cualquier espacio del dial.

Luego vinieron Antonio Herrero por la mañana, Balbín por la noche y García de madrugada (éste último, interesante sólo, para mí, cuando no hablaba de deporte).

Con la maniobra de destrucción de Antena 3, mis devociones se repartieron entre la COPE y Radio Nacional (lo de que no haya anuncios es una delicia). En ésta última, hubo unos años, hasta el 2004, unos debates nocturnos de lo más interesantes que, además, permitían escuchar noticias después de las 00:00h., cuando todas las demás emisoras se pasaban a los deportes.

Ahora, sólo puedo escuchar la radio al levantarme, cuando me acompaña en los cinco minutos de personal enfrentamiento matutino entre el deber y la pereza y por la noche cuando, ya reventado, me preparo una cena contundente mientras escucho opiniones diversas sobre las últimas estupideces de los políticos.

¡Qué lejos estas tertulias de aquellas de los ochenta! No sé si es que la sociedad ha cambiado mucho y ya no le interesan debates de altura o si es que nuestros políticos dejan poco margen para intelectualidades. Me temo que haya un poco de ambas cosas. Y que cada año vamos a peor.

Aunque siempre hay elementos curiosos para la reflexión. Como la extraña paradoja de Federico Jiménez Losanto y Carlos Herrera. Pero eso es ya parte de otra historia…